Una de las cuestiones controvertidas cuando se analiza la actividad de los usuarios en Airbnb es qué parte puede considerarse economía colaborativa.
Tras consultar con investigadores que estudian el fenómeno como Ángel Gordo o Javier de Rivera, somos conscientes de que economía colaborativa es un concepto de un modelo aún en definición. Para relacionarnos con el concepto, lejos de pretender definirlo, preferimos listar algunas características que nos ayudan a trabajar con él a la hora de analizar lo que es y lo que no es economía colaborativa en la actividad de los usuarios de las plataformas de alquiler de alojamientos turísticos:
«La economía colaborativa (sharing economy) es un conjunto heterogéneo y rápidamente cambiante de modos de producción y consumo por el que los agentes comparten de forma innovadora activos, bienes o servicios infrautili-zados, a cambio o no de un valor monetario, valiéndose para ello de plataformas sociales digitales y, en particular, de internet»
Estas definiciones generales acogen una amplia gama de prácticas, por lo que coexisten con otras propuestas terminológicas que tratan de representar aspectos más específicos de algunos de estos modelos de negocio. Por ejemplo, peer economy o P2P economy enfatiza que las transacciones se producen entre particulares; «economía de acceso» se refiere a los modelos económicos basa-dos en el alquiler y el uso compartido; y «economía a demanda» (gig economy) define a las plataformas que canalizan el encargo de microtareas.
En esta misma línea, el informe de NESTA, Making sense of the Collabora-tive Economy (Stokes et al. 2014) colabora en la construcción teórica del con-cepto, profundizando en el estudio de los diferentes modelos y sistemas que consideran parte del mismo. El informe alude a la economía colaborativa como «una nueva forma de pensar acerca de los negocios, el intercambio, el valor y la comunidad» (2014: 7), de modo que reconocen implícitamente su carácter de «constructo teórico». Quizás por ello su definición del paradigma se estructura en base a una serie de condiciones: 1) implica el uso de internet, 2) conecta re-des distribuidas de personas o recursos, 3) aprovecha recursos infrautilizados, 4) promueve interacciones significativas basadas en la confianza, 5) promueve la apertura, la inclusión y los comunes.
Gordo López, A., De Rivera, J. y Cassidy, P. (2017) “La economía colaborativa y sus impactos sociales en la era del capitalismo digital”. En Cotarelo, R. y Gil, J., Ciberpolítica: gobierno abierto, redes, deliberación, democracia. Capítulo X, pp. 189-208. Disponible en (http://javierderivera.net/texts/Econom%C3%ADaColaborativa.pdf). Consultado el 2 de abril de 2019.
Para los análisis recogidos en los informes diferenciamos dos tipos de usuarios o anfitriones (hosts en la terminología de Airbnb), que son los que publican anuncios de alquiler de alojamientos:
Esta aproximación es conservadora, ya que un usuario que tiene un único anuncio publicado no tiene por qué estar alquilando su vivienda habitual.